Las vitaminas son micronutrientes esenciales que posibilitan nuestras funciones biológicas. Sin ellas la vida simplemente no sería posible. Se les llama esenciales porque nuestro cuerpo no es capaz de fabricarlas, por lo que la única forma de acceder a ellas es por medio de los alimentos o de los suplementos que consumimos.
Las vitaminas se agrupan en dos categorías, liposolubles e hidrosolubles. Las liposolubles son aquellas que se almacenan en el hígado, el tejido graso, y los músculos de nuestro cuerpo. Se trata de la vitamina A, D, E, y K.
Las vitaminas hidrosolubles, en cambio, no son almacenadas por el cuerpo, ya que lo que no utilizamos de ellas lo excretamos por medio del sudor y la orina. Hablamos en este caso de las vitaminas del complejo B y de la vitamina C.
La vitamina A es una de las vitaminas fundamentales para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y para la salud celular. Además, es clave para mantener nuestra salud ocular y por lo tanto nuestra visión, y para la salud reproductiva y el desarrollo del bebé durante su gestación.
El tema es que al ser una vitamina que, al ser ingerida, almacenamos en nuestro cuerpo, puede haber riesgo de intoxicación por exceso, cosa que no pasa con las vitaminas hidrosolubles. Por ello es importante, en el caso de tomar suplementos, consumirla siguiendo las pautas indicadas en el etiquetado.
Tabla de contenidos
¿En qué alimentos encontramos la vitamina A?
Se encuentra exclusivamente en productos animales como lácteos, hígado y pescado, mientras que, en los vegetales como frutas, verduras y aceites vegetales, encontraremos los carotenoides o provitamina A, es decir compuestos que nuestro cuerpo puede convertir en vitamina A al ser metabolizados.
Por otro lado, al consumir suplementos, consumimos directamente las formas activas de esta vitamina.
¿Por qué la vitamina A es tan importante para nuestra salud?
Comencemos por la salud ocular. La vitamina A es fundamental para posibilitarnos ver en colores y para poder ver con poca luz. También ayuda a proteger y mantener la córnea, que es la capa más externa del ojo, y la conjuntiva, una membrana delgada que cubre la superficie del ojo y el interior de los párpados.
Otra de las funciones fundamentales de la vitamina A es a nivel inmunitario, apoyando el crecimiento y la distribución de las células T, un tipo de glóbulos blancos que protegen nuestro organismo contra las infecciones por virus, bacterias, o cualquier tipo de patógeno.
Por último, es también fundamental para la salud de nuestra piel y tejidos, incluidos los intestinos, pulmones, vejiga, y oído interno, ya que favorece la salud celular. Por esto mismo, es también fundamental en la salud reproductiva masculina y femenina y en el desarrollo del bebé.
¿La vitamina A es también un antioxidante?
¡Si!, la vitamina A es un potente antioxidante. Esto se debe a su contenido en carotenoides (provitamina A), que son compuestos presentes en las frutas y verduras y que ofrecen fuertes propiedades antioxidantes.
Los carotenoides protegen nuestro cuerpo de los radicales libres, unas moléculas que se liberan cuando nuestro sistema metabólico transforma alimentos en energía, y que son altamente dañinas para nuestras células y por lo tanto para nuestra salud en general.
Contar con moléculas antioxidantes que eviten o limiten este daño celular que se produce a diario, es fundamental para mantener nuestra salud en buen estado, posibilitar la autoreparación celular, y envejecer más lentamente.
Cuando los efectos de los radicales libres no son contrarrestados, el daño celular es inevitable y este es el punto de partida de enfermedades como la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardíacas, y el deterioro cognitivo, como por ejemplo el Alzheimer.
Las dietas ricas en carotenoides se asocian con un menor riesgo de muchas de estas afecciones, con un sistema inmunitario fuerte, y con una buena salud ocular, evitando la degeneración de nuestra mácula, que es el tejido que se encuentra detrás del ojo.
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Referencias: