La vitamina D es uno de los micronutrientes esenciales que necesitamos para nuestras funciones vitales. Lo llamamos esencial porque nuestro cuerpo no es capaz de producirlo por sí solo.
La vitamina D es fundamental para nuestra salud, en especial para nuestra salud inmunológica, al punto que reduce el riesgo de diferentes tipos de cáncer y mejora la eficacia de las inmunoterapias por su acción sobre la microbiota (flora) intestinal, según investigaciones recientes de científicos británicos.
En la investigación se han analizado datos de un millón y medio de personas, demostrando que las que tenían niveles más bajos de vitamina D en sangre tuvieron un riesgo más alto de desarrollar distintos tipos de cáncer.
Además, en un segundo análisis con pacientes con diferentes tipos de cáncer se ha observado que una menor presencia en sangre de la vitamina D se asocia a supervivencias más cortas.
En los casos en que se administran fármacos de inmunoterapia, analizados en otro grupo de más de mil pacientes, un déficit de vitamina D también se ha asociado a una menor eficacia del tratamiento.
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¿Dónde está la clave de la relación entre la vitamina D y una mejor respuesta inmunitaria, incluyendo la menor incidencia de cáncer?
Los investigadores han descubierto que la vitamina D aumenta la población de B. fragilis, un tipo de bacterias intestinales que refuerzan la capacidad del sistema inmune para evitar la aparición ciertos tipos de cáncer y de ralentizarlos una vez han aparecido.
Una dieta enriquecida en vitamina D podría por tanto ser una estrategia para una menor propensión a desarrollar cáncer y una mejor respuesta a los tratamientos de inmunoterapia.
¿Por qué la mayoría de las personas es deficiente en vitamina D?
Podemos obtener vitamina D de tres maneras: a través de la piel (exposición solar), de la dieta, y de los suplementos.
Si bien hay mucha gente que es amante del sol, cada vez somos todos más conscientes de que demasiada exposición al sol puede ocasionar envejecimiento prematuro de la piel y cáncer de piel. Además, las cremas solares bloquean la posibilidad de sintetizar la vitamina D por esta vía, lo que también puede incrementar el riesgo de cáncer.
Por otro lado, está la dieta, que habitualmente no incluye cantidades adecuadas de los alimentos que aportan vitamina D, como el pescado graso, la carne, los huevos, y los lácteos grasos.
Uno de los principales estudios realizados en Europa concluyó que “la deficiencia de vitamina D se manifiesta en toda la población europea con tasas de prevalencia que son preocupantes y que requieren adoptar medidas desde una perspectiva clínica y de salud pública” para reducir el riesgo de cáncer asociado a esta deficiencia.
Así y todo, teniendo en cuenta que un exceso de vitamina D podría ser perjudicial para la salud, ya que se acumula en el hígado y en los tejidos grasos, es importante, en el caso de tomar suplementos, consumirla siguiendo las pautas indicadas en el etiquetado. De esta manera estaremos totalmente seguros de estar tomando una dosis segura y eficaz.
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Referencias: